miércoles, 3 de agosto de 2011

Agosto... de nuevo agosto

Estoy en un Starbucks, trabajando o haciendo eso que hago que no acierto a saber si es trabajo o es una sucesión de tareas que hago de forma aleatoria, atendiendo a criterios de dispersión mental...
Creo que me he convertido en un disperso, eso que tanto odio en otros...
Así que por una vez me centraré ... aunque sea en el asiento de este magnifico sofá que tantas personas han sobado a base de conversaciones y confidencias.
Creo que mis días en esta ciudad están llegando a su fin, creo que necesito un cambio. Cambio de escenario, cambio radical, cambio que haga saltar esas rutinas perversas que se han instalado en mi vida.
La chica que se acaba de sentar en el banco de enfrente ha abierto un libro digital... la calle está sucia... no hay dinero para limpiarlas con la frecuencia con la que se hacía antes.
Parece ser que este no es el país en el que quiero vivir.
Anhelo con meterme desnudo en el mar y extraer de mí esencia de vida delante de mujeres que se dan crema protectora. Mientras tanto me volveré a perder y recrear en la melancolía que acompañan a mis recuerdos... en formato word.
La relación con Ana se ha acabado, volví a suplir con deficit una atención que la compañera de turno demanda con energía.

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