miércoles, 13 de enero de 2010

Tres años...

Tres años han pasado desde que la conocí, desde que mi amigo, ahora desaparecido decidió entrar a su amiga y cambió su vida, y de paso la mía.
Eva tiene una bondad infinita, casi inmoral, insultante, te hace sentir peor persona...
Eva me mira con unos ojos muy pequeños, mientras intenta dilucidar de forma sutil cosas que no se atreve a preguntar de forma directa... chiquilla! la policía no es tonta!
Esta noche, la de la celebración de nuestro tercer aniversario ha acabado en una lucha dialéctica que ha buscado mi venganza como el toro que busca el capote, y he entrado...
No sé si se lo merecía o no, pero he sacado la artillería pesada y le he puesto de manifiesto cosas que jamas verbalizaría sin dos copas (en este caso cuatro...) copas de más. Querías caldo, ahí van dos tazas...
No sé que hacer con mi vida... no sé en que momento o en que lugar me bloqueo... no sé que me hace que otra vez deje de mirar de nuevo a los ojos de las personas.
Tengo tres veces más patrimonio que entonces... que aquel momento en el que temí que debería reconocer que la vida, que la madurez me había vencido y que debería recurrir a mi padre... tengo el mayor patrimonio que he tenido en mi vida... y sigo siendo un amasijo de miedos asociados a riesgos certeramente probables e improbables.
De nuevo me falta ese catalizador, eso que me haga removerme de mi propio estado de inconfortabilidad.
Y creo que esta vez lo voy a conseguir...