viernes, 1 de marzo de 2019

1 de Marzo de 2019

Febrero que poco bonito eres. Primavera que esta vez no sé si me da miedo. Me he quedado sin ella, sin esos dos par de pechotes que me deshacían. Creía que esta iba a ser la definitiva. Con las mismas disfuncionalidades pueriles que podían sugerir que había un entendimiento en los sentimientos más profundos. Pero todo se desvaneció, de nuevo, por cuarta pero enésima vez. Todo por un empoderamiento que hizo que tomara el camino de la huida, efectivamente, no solo está huyendo de sus miedos, sino también huyendo de mí... de mi rigidez, de mis condescendencia, de querer agradarle a toda costa, aún a pesar de mis propios intereses. Hice un simulacro de amor total, entendió que nunca seré honesto con ella, porque no lo soy conmigo mismo. Todo es una mentira, una agradable mentira,... vivir es una mentira en la que todo se distorsiona tan pronto como antendemos a ello. Y me dejo una lista de recados, con dolor y con amargura, esa amargura que solo puede producirte la gente con la que has intimado. Sé que la olvidaré, sé que mis sentimientos se van a desvanecer, pero también tengo la intuición de que no es la última vez que se dé ella o que hablo con ella o simplemente que la vuelvo a ver. Es extraña esta sensación de tranquilidad, aunque tenga también una visión pesimista y sin sentido de la vida. Acarreo un agotamiento que me mata la ilusión, ese asesino de motivaciones. Y no sé en que me voy a reencontrar o si me voy a reencontrar en alguien. No sé si merece la pena ni intentarlo o dejarme llevar por la falta de interés en todo, por esa apatía que a veces, por aburrida, me ha salvado de mi mismo...

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