lunes, 4 de febrero de 2019
24 de Mayo de 2018
Y no, no está pasando mucho. Mi tristeza no es por ella, es innata, es intrínseca a algo que no adivino qué es. Pero está ahí. Y vuelvo a escribir y vuelvo a mentir.
Y en mi cabeza tan solo es una idea de un triunfo pasado, de un triunfo que no parezco merecer a día de hoy.
Porque no soy el que quiero ser. Y mi cuerpo me lo dice, y no consigo adelgazar porque tengo miedo a dejar de respirar. A ahogarme. Tengo mucho miedo a que estas grasas sean perennes y se queden conmigo más que esta estúpida tristeza.
Y ojalá pueda dormir bien. Ojalá mis obsesiones no me despierten antes del alba y pueda vislumbrar un día de tranquilidad.
No tengo casa, tengo futuro?
A alguien de verdad le importa que viva dentro o fuera de la m30. A alguien de verdad le importó cuando no lo hice??
Y este fin de semana quizás vuelva a viajar al parque de mis desapegos, al parque de mis conjuras, al parque donde empecé otra vez a crecer. Al montículo donde desafiaba a la ciudad.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario