jueves, 7 de septiembre de 2017

41 años vividos

Y es por eso que ya no puedo llamarme joven, que los universitarios son doblados en edad, que no hay ningún carnet, subvención o similar que incluya mi edad dentro de sus ventajas.
He vivido un año más, otra vuelta al sol, una vuelta que ha sido marcada por el regreso de mi relación con AB y que ha originado muchas, muchas disputas y desencuentros, que se saldaron con numerosas charlas por teléfono de caracter interminable.
Y desapareció... tal y como vino...
Y me queda la duda de si mañana se comerá el orgullo, aunque lo dudo mucho, lo dudo hasta el infinito,...
He intento reemplazar esas sensaciones que tenía con ella con una nueva actriz, esta vez más agradable, más cercana, pero que apenas conozco...
Y este año también ha pasado a la historia como el año que me he aprovechado del sistema, y de las multinacionales, y de un entorno de trabajo tan desmotivador como incoherente y sinsentido.
Este año ha sido el año del ahorro, aun viviendo en una de las calles más prestigiosas de la capital.
Ha sido el año de un nuevo proyecto de asocianismo, esas amistades del siglo XXI, caducas, inciertas, a veces descorcentantes.
Y también ha sido el año de AS, de su vuelta a mi vida, esta vez como amistad, como compañera,...
Y como no, ha sido el año de M, de una casualidad que me llevo a 9.000 km de distancia, de un "esta vez me voy a atrever" que ahora se me sugiere retador.
Y acaba este año, con una nueva ilusión por no matar a mi proyecto, por acercarme a uno de mis propósitos en la vida...
Se abre otro periodo de incertidumbre, de 365 días, eso sí, con una sensación de tranquilidad que hacía mucho tiempo que no experimentaba.

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